EUROPA
PRESS
16 mayo
2023
Detecta
a tiempo la cuperosis, la fase de debut de la rosácea
y contrólala a tiempo
La cuperosis
se considera una de las fases de la rosácea y, en la mayor parte de los casos,
es la forma de su debut. Es un problema bastante frecuente, ya que afecta en
torno a un 10% de la población, y sobre todo a mujeres entre los 30-55 años.
Generalmente se presenta en personas de piel clara y de ojos claros.
La doctora María Agustina Segurado
Rodríguez es jefa de Sección de Dermatología del Hospital Universitario del
Sureste (Arganda del Rey, Madrid) y explica que su síntoma típico es el
enrojecimiento facial cuando nos ponemos nerviosos, sentimos vergüenza, bebemos
alcohol, o cuando cambiamos de un ambiente frío al calor de las calefacciones.
"Con el tiempo este enrojecimiento se va intensificando
hasta que llega a ser permanente y empiezan a aparecer capilares dilatados en
forma de 'venitas', que se conocen con el nombre de 'telangiectasias'. Estos
problemas están asociados con alteraciones en la microcirculación de los vasos
sanguíneos de la cara", apostilla la doctora.
Se considera que todos estos cambios en la microcirculación
son el reflejo de una piel sensible y un sistema inmunitario hiperactivo, que
reacciona fácilmente frente a estímulos como los cambios bruscos de
temperatura, la exposición al sol, la ingesta de alcohol y comidas picantes, el
tabaco, el estrés y la falta de descanso, así como los malos hábitos
cosméticos, según prosigue.
Apunta a su vez a su componente hereditario y familiar:
"La causa sigue siendo desconocida y por este motivo la rosácea se
considera un problema crónico de la piel facial con brotes de mejoría y de
empeoramiento".
Diferentes tipos de rosácea
En este contexto, la doctora Segurado
mantiene que están diferenciados diferentes fases o
tipos de rosácea, aunque en la mayor parte de las personas no tienen por qué
presentarse todos, ni evolucionar de uno a otro:
•
'Cuperosis' o también denominada
'rosácea telangiectásica', que se expresa como un
enrojecimiento facial, primero en respuesta a estímulos y después de forma
permanente, con vasos dilatados y sensación de picor, calor o escozor.
•
'Rosácea inflamatoria' (papulo-pustulosa)
en la que aparecen 'granitos rojos', algunos de ellos tipo pústula y asemejando
un acné, aunque es característico de la rosácea el no presentar ni puntos
negros ni espinillas.
•
'Rosácea fimatosa', que
generalmente afecta a la nariz, y se presenta como un engrosamiento de los
tejidos y una hipertrofia de las glándulas sebáceas junto con la formación de
quistes.
•
'Rosácea ocular', ya que esta reactividad puede afectar a
los ojos e inflamar los párpados y producir la sensación de ojo seco o irritado
Cuando debemos consultar a un experto
En su opinión, y como dermatóloga, se debe consultar a un
especialista en cuanto observemos los primeros síntomas de rosácea ya que,
según indica, un cuidado adecuado de la piel podrá evitar la progresión:
"Debemos tener en cuenta que la rosácea no tiene cura, pero disponemos de
tratamientos y de técnicas que mejoran y controlan el cuadro".
Consejos a seguir
Con ello, la jefa de Sección de Dermatología del Hospital
Universitario del Sureste sostiene que existen diferentes tratamientos para los
distintos tipos de rosácea y menciona que, como primera opción, se aconseja
adquirir unas pautas de cuidados de la piel: evitar exponernos mucho al sol;
usar filtros solares a diario; evitar saunas y baños de vapor; reducir la
ingesta de alcohol, de picantes y de comidas muy especiadas; dejar de fumar;
controlar el estrés; dormir adecuadamente unas 7-8 horas al día.
El cuidado cosmético también es importante, según incide la
doctora Segurado, y matiza que se debe limpiar la
piel -- preferiblemente con leche limpiadora o con aguas micelares -- para
reducir la irritación, además de usar cosmética sin perfumes y 'anti-rojeces' porque suelen
incluir agentes calmantes y protectores de la microvascularización. "No
exfoliar la piel con demasiada frecuencia, como mucho una vez a la semana, y
aplicar mascarillas calmantes después de hacerlo", añade.
Los tratamientos médicos se reservan para los casos más
sintomáticos y, según comenta esta dermatóloga, incluyen medicamentos tópicos
como vasoconstrictores (tartatro de brimonidina);
antibióticos con acción antiinflamatoria como el metronidazol, clindamicina o
ivermectina; medicamentos por vía sistémica como antibióticos tetraciclinas o
minociclina o la famosa isotretinona de reconocido
empleo en los casos de acné vulgar.
"También han demostrado su beneficio los tratamientos
láser, tanto la luz pulsada como el láser de colorante pulsado, que eliminan
los capilares dilatados, y dejando la piel con un aspecto
más uniforme. Incluso hay ya muchos casos publicados del beneficio de las microinyeccines de toxina botulínica, que actúan controlando
la reactividad vascular", concluye la doctora María Agustina Segurado Rodríguez (Jefa de Sección de Dermatología del
Hospital Universitario del Sureste).